Diseño e Innovación Curricular

UIECP

a. ESTATUTO ORGÁNICO

ARTÍCULO 17. DERECHOS DEL ESTUDIANTADO

Son derechos de los estudiantes de la Universidad Nacional: a. Disponer de oportunidades de acceso al estudio y de una formación universitaria de calidad en los niveles de pregrado, grado y posgrado. Los planes de estudio deben considerar diversas formas de aprendizaje, la posibilidad de combinar el estudio con el trabajo, así como la posibilidad de participar en programas de vinculación con el sector productivo.

 

Papel del estudiantado

En correspondencia con los planteamientos del presbítero Benjamín Núñez, primer Rector de la Universidad Nacional “…el estudiante no puede ser solamente un objeto en la Universidad Nacional. Será co-gestor de una gran empresa de carácter académico con vocación histórica ante la sociedad” (Núñez, 1974, pág. 55). Bajo esa premisa, las y los estudiantes tienen una participación activa en la construcción de la vida universitaria y especialmente en los procesos educativos. “…debe entenderse que el estudiante se constituye de hecho en arquitecto de todo lo que complemente su capacitación central básica, a partir de los intereses que despierta en él el conocimiento científico de la realidad” (Núñez, 1974, pág. 57). Es importante que las y los estudiantes reconozcan que existen diferentes maneras de aprender y pensar, así como procesar y emplear información.  Es decir, poseen diferentes estilos cognoscitivos; por esta razón resulta esencial para el y la docente, orientarlos para que identifiquen sus conocimientos y esquemas cognitivos, y utilizarlos como apoyo y cimiento para la construcción de los aprendizajes. El estudiante y la estudiante al ingresar a la Universidad Nacional, adquieren un conjunto de conocimientos y capacidades profesionales, que los hace acreedores de un título y un grado académico en un área del saber. Paralelamente, tienen la responsabilidad moral de lograr un óptimo desempeño profesional de manera que contribuyan con el desarrollo del país. A partir de lo expuesto, es vital que cada estudiante asuma un compromiso, no solo con su formación académica sino con su formación ética, lo que significa comprender que “… la ética va más allá del conjunto de prohibiciones y deberes que se adquieren al formar parte de una comunidad profesional (códigos deontológicos) porque no se reduce a reglamentar la conducta, sino que impulsa y guía la realización de acciones que redunden en beneficio de la sociedad y del profesional.

Este carácter práctico que tiene la ética en el quehacer profesional permite reconocer que no forma parte del ámbito de las especulaciones filosóficas, sino que como ética aplicada genera efectos y acciones positivas... para las personas y grupos sociales.” (http://reencuentro.xoc.uam.mx/no43/dos/etica.html). En suma, docentes y estudiantes se constituyen en protagonistas del acto educativo, en el que los procesos de enseñanza y de aprendizaje son resignificados permanentemente con el aporte de la experiencia de aula, la investigación, la extensión y la producción. Esta dinámica redunda, en última instancia, en una práctica educativa orientada hacia la reflexión, la participación, el trabajo cooperativo y la innovación.

A partir de lo anterior, cobra relevancia la estructuración misma del currículo, en tanto corresponde a una construcción social, no se puede definir al margen de la realidad en que se insertan sus actores, ni al margen de una fundamentación teórica que lo sustente y que tome en consideración el papel que tienen dichos actores en la construcción y reconstrucción permanente del conocimiento.